Identidad o adaptación

arsene-wenger-dont-underestimate-marseille-theyve-got-quality-20140816043050-53eede7a4e460

Estamos acostumbrados a ver al Arsenal teniendo el balón, buscando someter al rival hasta meterlo en su propia área. Queriendo alcanzar la victoria a través de tomar y manejar el timón del partido. Esa es la identidad del equipo de Arsène Wenger.

El dilema surge cuando un rival de tanta entidad como lo es el Bayern de Múnich presenta ciertas características que invitan a, como mínimo, plantearte cambiar tu filosofía durante 90 minutos para enfrentarte a él. Este dilema lo habrá tenido Wenger en la cabeza, y ha tomado la decisión de adaptarse al rival y renunciar a su forma habitual de jugar.

El equipo londinense saltó al césped del Emirates con el plan muy claro: replegar, dejar que el Bayern maneje la pelota, hacer una buena ocupación de los espacios y buscar contraataques mediante la habilidad de Özil para lanzarlos y la velocidad de Alexis y Walcott para hacerlos efectivos.

Por su parte, Pep se aferró a la idiosincrasia de su equipo, queriendo dominar el partido en todo momento y ubicando siempre a muchos hombres por delante del balón. Y lo cierto es que en los primeros compases del encuentro, el Bayern, comandado por un Douglas Costa imparable cuando encara, consiguió avasallar a su rival, que no ocupaba óptimamente los espacios. Ningún hombre de rojo y blanco de ataque tapaba la banda izquierda y Coquelin se veía obligado a intentar ocupar más campo del que realmente podía.

arsenal-vs-bayern-munich

Sin embargo, comenzaron a tapar esa banda, el Arsenal se armó mejor, y consiguieron frenar el vendaval que habían desatado los bávaros durante los primeros 20-25 minutos de partido. Hasta ese momento, las ocasiones habían sido mayoritariamente del Bayern, pero el Arsenal consiguió enlazar en pocos minutos dos o tres acciones peligrosísimas a la contra comandadas por unos inspirados Alexis Sánchez y Theo Walcott –como la que obliga a Neuer a hacer una parada descomunal- y se invirtió la dinámica del partido. El Arsenal, eufórico, dio unos cuantos pasos adelante en ese momento y consiguió que el campo se inclinase hacia la portería defendida por Manuel Neuer en la segunda mitad de la primera parte.

Durante los últimos 45 minutos, el guion del encuentro se estabilizó, ya que ninguno de los dos equipos sometió tanto a su rival como lo había hecho anteriormente. El argumento alemán era el dominio a través de la posesión y el inglés el repliegue y la búsqueda de situaciones con espacios. Así, se sucedieron las ocasiones de ambos equipos, quizás más claras las favorables al Arsenal pero más frecuentes las del Bayern.

Paradójicamente, el mismo Neuer que en la primera parte había hecho una parada estratosférica a un remate de Walcott en el área pequeña, salió mal en un centro a balón parado puesto por Cazorla, y Giroud, que acababa de ingresar en el verde, lo aprovechó para poner el 1-0 en el minuto 77. Después de esto, el Arsenal dio un paso más hacia atrás y el Bayern no consiguió inquietar demasiado a Cech. Ya en el tiempo añadido, el Arsenal mató el partido gracias a una fenomenal anticipación de Bellerín –ojo al nivelazo de Héctor Bellerín esta temporada-, que dejó el balón franco para que Özil marcase.

Algunas veces para llegar a la victoria en el fútbol, hay que adaptarse incluso llegando a traicionar tus propias creencias. Eso habrá pensado Wenger al preparar el encuentro que ha ganado hoy.